V
LOS FUNDAMENTOS
DE LA TEORIA DE LAS
DETERMINACIONES ASTROLOGICAS
Dr. Spicasc
1.- El dilema del astrólogo novel
Consideremos el caso, bien frecuente, de una persona que se ha sentido atraída por la Astrología y que ha completado ya el estudio de rudimentos y elementos de nuestra querida y venerable Ciencia. Supongamos que domina ya el esquema básico astronómico, el cálculo correcto de temas natales, revoluciones y direcciones y significados generales analógicos de astros, signos y casas. Ante tal estado de cosas y consciente de que no ha agotado el saber astrológico, nuestro personaje desea perfeccionarse y por este solo hecho se ve colocado ante una encrucijada en la que solo pocos afortunados atinan a elegir acertadamente. En general, no encontrará nada mejor que valerse por el resto de su existencia de analogías generales y colecciones de aforismos tan recetarios cuan arbitrarios. En este caso su destino como astrólogo estará sellado a perpetuidad por la mediocridad (cuando no por el ridículo): será uno más entre los muchos amantes desdichados de Urania.
Sin realizar grandes esfuerzos coleccionará pocos y pequeños éxitos y numerosos fracasos oprobiantes y terminará a menudo desilusionado de la Astrología, aun sin haberla jamás conocido ni comprendido nunca en profundidad. Sus conocimientos tan desorganizados como dogmáticos carecerán necesariamente de toda sistematización lógica. O bien, si posee aptitudes matemáticas, optará por dedicarse de lleno al cálculo astrológico. Planillas y planillas de cifras le proporcionarán un pasatiempo tan agradable como estéril pues será incapaz de extraer de su esfuerzo numérico la menor conclusión útil en el diagnóstico o pronóstico.
La otra elección, por cierto más sensata, se basa en el uso de esa facultad inapreciable del homo sapiens que se llama la Razón. Es cierto, (y muy triste) que como apuntaba BERTRAND RUSSELL "la mayoría de los seres humanos moriría antes que pensar... y en realidad así lo hacen", pero insistimos en que vale la pena intentarlo y cosechar no pocas satisfacciones por ello. Además, es una buena forma de demostrar que nuestras arterias no están aún endurecidas...
En las lejanas épocas caldeo - babilónicas, el sacerdote subía a una alta torre y descendía luego anunciando que Marte se hallaba en Aries y que eso significaba victoria próxima para las tropas del rey. Eso le bastaba para salir del apuro y la ignorancia supersticiosa del pueblo hacía el resto. Resabios (y no pocos...) de esto se hallan en nuestros tiempos, y no solo por cierto entre las crédulas lectoras de horóscopos de diarios y revistas. El desastrólogo que asegura a su consultante (o victima?) de que será feliz en amores por el solo hecho que al nacer Venus se hallaba en Tauro, posee exactamente la misma estructura mental. En efecto, tal émulo de Cagliostro no se toma en lo más mínimo el trabajo de pensar que cada pasaje de Venus por Tauro (lo que bien a menudo dura un mes largo) ve nacer a millones de seres con el más amplio y variado espectro de destinos en lo que a los asuntos de Cupido se refiere. Y que decir entonces de las estadías de Urano, Neptuno y Plutón en un signo determinado?
Pues bien, nuestro verdugo de la Astrología no vacilará en sentenciar cosas tales como "Ud. Con ese Neptuno en Virgo solo podrá esperar problemas y adversidades debido a su mente mediúmnica, etc. etc.". Desde luego, jamás llega a tener en cuenta (ni advierte siquiera) que la enorme mayoría de los cientos de millones de personas que nacieron con Neptuno en Virgo reirían a carcajadas si escucharan una tal estupidez que ellos nunca vieron confirmadas en sus existencias. Y todo esto se aplica igualmente a los aforismos relativos a posición de astros en casas, aspectos, cúspides en signos y así siguiendo. Todos estos constituyen una nefasta pseudo - astrología en píldoras y nada cabe esperar de su uso irracional salvo el ofender a la Razón y hacer el ridículo. Por supuesto en la misma categoría cae tanto psicólogo del altillo que quiere explicar la totalidad de las existencias humanas mediante traumas, neurosis, fobias y así siguiendo...y por supuesto cuidándose de mencionar al destino ya que es totalmente ignorante en materia de técnicas predictivas.
La alternativa que aquí proponemos ante la difícil elección del novicio es el empleo de la Teoría de Determinaciones Astrológicas debida al genio de JEAN BAPTISTE MORIN DE VILLEFRANCHE.
No cabe duda que el gran MORIN percibió como ninguno las limitaciones graves de una tradición astrológica corrupta. Pero, con intuición rutilante e incomparable sentido crítico, supo restaurar a la verdadera Astrología, encarrilando a ésta al formular sus leyes con precisión científica. La esencia de la contribución de MORIN a nuestra Ciencia se condensa en su obra capital "Astrologia Gallica", de la que en seguida hablaremos. Quiero hoy intentar aquí un breve resumen introductorio a las capitales contribuciones de MORIN, síntesis que persigue la doble finalidad de prestar un servicio a los estudiantes serios y de rendir un modesto homenaje al tan ilustre autor de aquellas.
2.- LA "ASTROLOGIA GALLICA"
Como señala el profesor Wilhelm KNAPPICH (de cuya clásica obra "Geschichte der Astrologie" tomamos algunos datos) la obra de MORIN pasa a ser, desde el momento de su aparición, la verdadera SUMMA ASTROLOGICA, la enciclopedia obligada de los astrólogos cultos y versados. Consta La Astrología Gallica de veintiseis tomos in folio con un total de XXXVI + 784 páginas, incluyendo 39 tablas y 80 horóscopos de ejemplo. En los ocho primeros volúmenes, MORIN se ocupa de refutar in extenso todas las objeciones de naturaleza teológica y filosófica contra la Astrología, incluyendo además temas tales como demostraciones de la existencia de Dios, opiniones de los Padres de la Iglesia, el problema del destino y el libre albedrío y los fundamentos filosófico-naturales a los que deben referirse las influencias astrales.
Esta obra capital de MORIN recibió de su autor y al estilo de la época el extenso título de "ASTROLOGIA GALLICA principiis et rationibus propriis stabilita, atque in XXVI Libros distributa non solum ASTROLOGIAE JUDICIARIAE studiosis, sed etiam Philosophis, Medicis et Theologis omnibus per-necessariae: Quippe multa complectens eximia ad scientias illas spectantia. Opera et studio JOANNIS BAPTISTAE MORINI, apud Gallos e Bellejocensibus Francopolitani, Doctoris Medici et Parisiis Regii Mathematum professoris.- Ejus Anagramma: Mira sapiens uni bono stat.-Hagae-Comitis, Ex Typographia Adriani Vlacq, MDCLXI".
Formidable sin duda es este encabezamiento para una obra colosal en contenido y tamaño, redactada en latín como todas las obras doctas de su tiempo y estructurada según los moldes ya clásicos de la filosofía escolástica. Esta soñaba con "edificar el saber humano en pirámide de la cual brotaran en cascada todas las verdades" (Rey Pastor). Ardientes propulsores del método axiomático, los escolásticos se apoyaban en definiciones y partían de un sistema de principios, axiomas y postulados a los que aceptaban sin demostración. En base a esto y mediante estricta aplicación de la lógica aristotélica se deducían cada una de las leyes y propiedades de la disciplina que se tratara, fuera esta filosofía, teología, matemática o cualquier otra. MORIN se aferró estrechamente a este esquema pero aportando no solo estructuración lógica sino un verdadero torrente de geniales ideas originales que revolucionaron a la Astrología por completo y le dieron verdadera jerarquía como rama del conocimiento humano. Es que MORIN podía lograrlo gracias a su sólida formación científica y amplia base matemática. A partir de los hechos observados pudo inferir leyes generales que habían sido completamente ignoradas por sus predecesores...y que siguen siendo desconocidas por la gran mayoría de los astrólogos actuales.
De los 26 tomos que componen la obra, SELVA hizo una síntesis y traducción al francés del Libro XXI, cuyo título es: "De activa Corporum coelestium, et passiva sublunarium determinatione". Interesa aquí fundamentalmente el estudio de las determinaciones de las cuales depende el campo de la vida en la cual se manifiesta la actividad de las influencias astrales y la cualidad de los efectos que ellas producen. Bien entendido, hablar de "influencias astrales" o de "efectos" es solo por comodidad de lenguaje ya que no cabe, en rigor, emplear hoy tales nociones en Astrología. No nos movemos aquí en el territorio del principio de causalidad de la Física sino en el ámbito de la correspondencia y analogía. Han pasado ya casi cuatro siglos desde que MORIN redactara su obra y, en el interín, se ha logrado en los círculos cultos e informados una mejor comprensión de los hechos astrológicos. Seguir hablando hoy en Astrología de causas y efectos, fuerzas, ondas, vibraciones, impulsos y energías es caer en el ridículo...No solo es necesario revisar urgentemente las ideas sino además el lenguaje y estas dos tareas están hoy atrasadas por culpa de quienes se niegan a estudiar y, lo que es peor, a pensar...
La idea central de MORIN descansa en un pivote fundamental que apuntala todo el edificio de la interpretación astrológica. Es el siguiente principio: todo signo sigue a (y actúa según) la naturaleza y al estado cósmico de su Señor. Pero en realidad hay más pues otro tanto ocurre con las Casas, las que actúan según la naturaleza y estado de su Regente. En realidad existe una compleja vinculación entre Astros, Signos y Casas que Morin percibió y expuso con claridad magistral. De todo ello veremos más en lo que sigue.
NOCIÓN DE DETERMINACIÓN
Para proseguir esta exposición es necesario dejar muy en claro que se entiende por DETERMINACION. De acuerdo a la terminología moriniana esta noción fundamental es la que permite responder a la pregunta capital en cuanto que significa cada elemento (astro,casa, signo) en un dado tema natal o de revolución o en una determinada dirección o tránsito asociado a cierto rádix. Básicamente por DETERMINACIÓN debe entenderse los asuntos de la vida, personas y cosas a que se refiere o indica cada elemento del tema. Si nos interesa para un dado nativo indagar determinada cuestión de su existencia, sea esta relativa a amores, dinero, trabajo, salud o cualquier otra será menester ante todo tener en claro que elementos del tema deberemos analizar por estar estos determinados a ese asunto que nos interesa. Vale esto decir que tales elementos son los indicadores que nos informan sobre esta cuestión en particular, y del mismo modo para cada uno de los interrogantes que puedan presentarse en todos los diferentes hechos y características vitales de esa persona. Lo importante es subrayar que cada nativo tendrá sus propios significadores determinados hacia cada asunto y estos serán en general distintos a los de cualquier otro nativo. Este fue uno de los grandes descubrimientos de MORIN.
Para esclarecer estos problemas por completo es que MORIN establece su teoría de las determinaciones astrológicas basada estrictamente en las influencias astrológicas que manifiestan:
a) Una determinación esencial, universal y general. Válida para todos los seres y aconteceres sublunares; es decir, terrestres. Es lo que MORIN llama Estado Celeste de un astro y cuya determinación se refiere a la cualidad general del influjo astral sin que pueda especificarse a que asuntos, cosas o relaciones del nativo se refiere.
Bien entendido, el Estado Celeste de un astro depende principalmente de su posición en signo (dignidad, debilidad, peregrinaje) y de los aspectos que recibe.
Como luego veremos a estos factores deben agregarse entre otros el estado de su dispositor/es (regente/s del signo que ocupa) y del regente/s de la casa ocupada. En base a estos factores es que se determina y pondera el estado celeste de cada astro en un tema.
b) Una determinación accidental, individual y particular. Válida sólo para una persona única o un acontecimiento único que se relaciona específicamente a un individuo determinado. Es lo que MORIN denomina Estado Terrestre de un astro y cuya determinación se manifiesta por los efectos de una categoría particular. Es a partir de este Estado Terrestre que podemos ya referirnos a los asuntos, hechos, cosas, personas a los que se refiere la indicación de cada astro en un dado tema natal y solamente en ese tema.
El Estado Terrestre depende principalmente de la posición del astro en el sistema de casas astrológicas o esfera local entre otros factores. Así deberemos tener en cuenta para evaluarlo su elevación relativa (presencia en Casas X o IX), su angularidad (presencia en Casas I, IV, VII o X) o bien su presencia física en Casas Desgraciadas (VI, VIII o XII, parcialmente la VII).
Estas dos clases de determinaciones que se producen al mismo tiempo sobre la vida terrestre, constituyen lo que MORIN describe en su Teoría de las Determinaciones Astrológicas que él descubriera sobre bases empírico - racionales.
El ESTADO CÓSMICO de un astro resulta de la combinación y síntesis ponderadas del Estado Celeste y del Estado Terrestre de ese astro. No debe pues ser confundido con el Estado Celeste (como a veces ha ocurrido).
Esta teoría es obra de MORIN y fue la gran innovación que él introdujo en la Astrología. En su tiempo la obra de MORIN causó una revolución conceptual, ya que de golpe colocó la teoría de la interpretación del tema astrológico sobre bases estrictamente racionales y científicas. Es necesario conocer el curso de la historia de la Astrología para comprender el alcance del servicio prestado por este Maestro de nuestra Ciencia. La metodología de Morin puso luz en las tinieblas de la interpelación antigua y medieval que se basaba exclusivamente en aforismos rígidos y no sobre los principios generales de la Astrología que solo pasaron a ser conocidos a partir de la publicación de la Astrologia Gallica.
Con ARISTÓTELES es menester afirmar: "No hay ciencia de lo particular". Los aforismos usuales son propios de un empirismo recetario que nada tiene de científico. A MORIN se debe la única sistematización científica de la Astrología que existe hasta hoy. A quien ella no le agrade que nos haga saber con que pretende reemplazar a esta Teoría de Determinaciones. Pero, bien entendido, esto no supone estancarse en MORIN. Es necesario flexibilizarlo, ampliarlo, modernizarlo introduciendo nuevos descubrimientos y los avances de la Psicología dentro del marco astrológico. Esta es la obra de los grandes astrólogos del Siglo XX a los que nos hemos referido antes.
MORIN en el Prefacio al Libro XXI, dice con plena conciencia del alcance de su obra "los antiguos astrólogos habían establecido sus juicios sobre bases puramente ficticias y extrañas a la naturaleza de las cosas... Algunos apelaban a los términos, decanatos, faces, etc. y atribuían propiedades especiales a los diferentes grados de la Eclíptica".
"Ellos han comprendido mal y han aplicado aún peor las progresiones anuales, mensuales y diarias, lo mismo que todas las otras vanas ficciones introducidas en la astrología por los Caldeos, Egipcios y Arabes. Otra clase de astrólogos toman en cuenta a los "Significadores Universales" cuyo empleo y estudio ha sido hasta aquí el objeto principal de las preocupaciones de todos los astrólogos". "Yo estoy de acuerdo -dice certeramente MORIN- de que el Sol posee naturalmente una gran analogía con los honores, monarcas, padre, etc. más bien que con una condición ignorada, paisanos, niños, etc. lo mismo que Júpiter para las riquezas, Venus para la esposa, Mercurio para el intelecto y así sucesivamente. Pero es absurdo partir de allí y querer pretender que el Sol, por ejemplo, sea significador Universal del padre o de los honores y que así ellos hagan - en no importa de que natividad se trate- extraer del Sol los juicios sobre el padre y los honores que alcance al sujeto en su vida, cualquiera sea la Casa astrológica que este astro ocupe y de la cuál él sea su Señor".
Por eso MORIN critica tal proceder y establece por vez primera un orden, un método esencialmente novedoso de trabajo y de pasos a seguir en el terreno de la interpretación. Y ese método, basado en el principio de que todo Signo sigue a su Señor en su determinación universal y en su determinación particular, es el que constituye la clave - como muy bien dijo SELVA- de la Interpretación.
Como puntualizó el Profesor KNAPPICH, MORIN retoma a continuación algunas concepciones aristotélico-tomistas que trataremos en lo que sigue. Tales concepciones presidían desde luego las formulaciones científicas y filosóficas de la época. Pero en MORIN hallamos mucho más que un mero formalismo escolástico.
En efecto, la mente matemática de MORIN lo hace revelarse en su tratado como un verdadero precursor de lo que tres siglos más tarde sería el método axiomático de HILBERT y PEANO. Sobre la base de un cuadro de definiciones, axiomas y postulados, MORIN demuestra una serie de veintiocho teoremas que constituyen el fundamento lógico - racional de su sistema astrológico. Veamos en pocas líneas que significa esto.
Supone simplemente aceptar un cierto número de proposiciones como evidentes, es decir, sin necesidad de demostración. Estas proposiciones constituyen los postulados y axiomas de la teoría y a partir de ellas se deducen lógicamente las restantes proposiciones y leyes que conciernen a la disciplina en cuestión, en nuestro caso la Astrología.
3.- PRIMER CIELO Y MUNDO
JEAN HIÉROZ, en su lúcido prólogo a "Mi vida ante los astros", sintetiza magistralmente las concepciones de base en que apoya sus posteriores desarrollos el autor de la Astrología Gallica. Tan notable en esta exposición que la reproduce fragmentariamente en su presentación el corrector de estilo de la ya clásica obra del Dr. ADOLF WEISS, "Astrología Racional" (sin cuidarse de mencionar su verdadera fuente). Reproducimos aquí in toto esas líneas de HIÉROZ con algunos comentarios adicionales. Sin embargo debe advertirse que algunas de las concepciones aquí mencionadas tenían vigencia en tiempos del ilustre autor que nos ocupa pero hoy resultan anacrónicas y totalmente superadas. Me ocuparé debidamente de estos arcaismos en lo que sigue.
Para MORIN:
I) El "Primer Cielo" (modernamente "Esfera Celeste") está determinado activamente como causa física primera. (Es el Primum Movile aristotélico del que emanan las influencias sidéreas. Como bien señala KNAPPICH, al Primum Movile se halla indisoluble y solidariamente unido el Zodíaco. Este posee propiedades intrínsecas que no están determinadas por el movimiento del Sol y que pueden describirse en términos de las Cualidades Primitivas y de los Cuatro Elementos. Luego, como señala acertadamente el Prof. KNAPPICH, el no depender el Zodíaco del pasaje del Sol, resultan inconsistentes las pretensiones del fraile Campanella y sus continuadores en cuanto a la variación de las influencias, domicilios y regencias para el hemisferio sud dado que las propiedades zodiacales son intrínsecas, como, por otra parte, la experiencia confirma plenamente).
La determinación del Primer Cielo en cuanto causa activa es a la vez esencial y formal y halla su expresión en las propiedades fundamentales del influjo de los signos, planetas y estrellas fijas. Dada la posición continuamente variable de los astros en la Esfera Celeste esta determinación es, naturalmente, accidental.
Esencial y accidental, esta influencia es ante todo general y se refiere únicamente a la calidad de los influjos y no a la naturaleza específica de éstos en cuanto a su esfera de acción o a los asuntos de la vida afectados por su influencia.
II) El "Mundo" (modernamente "Esfera Local") es representativo del individuo y está pasivamente determinado a sufrir el influjo emanante del Primer Cielo y a canalizar los efectos hacia determinada Modalidad o tipo de asuntos en la existencia del nativo. Esta determinación halla su expresión esencial en la división del Mundo en las doce casas terrestres.
(Los planetas se encuentran indisolublemente ligados a los signos que rigen en el Thema Mundi y en presencia o en ausencia física de sus regentes los signos conservarán la tónica de aquellos y ésta dependerá básicamente del estado cósmico tanto del regente o regentes, como del dispositor del regente como tambien de los planetas ocupantes del signo (entre otros factores) como después se analizará más prolijamente.
III) Como consecuencia de la rotación continua de la Esfera Celeste (origen de los influjos) en torno a la Esfera Local o sistema de casas particular de cada individuo(receptora de los influjos), los signos, planetas y estrellas fijas, determinados en forma general en cuanto a calidad de los influjos por su distribución en el Primer Cielo, se ven ahora determinados hacia cierto tipo de cualidades, sucesos y asuntos de la vida de ese ser humano. Esto, de acuerdo a su distribución en la Esfera Local (casas) indisolublemente unida al nativo durante toda su existencia y en todo momento de la misma (y aún post-mortem como confirma la experiencia de quienes trabajamos con direcciones).
Las casas y cúspides ya determinadas en forma general a canalizar los influjos hacia tal o cual modalidad de efectos se hallan determinadas en todo instante de la vida del sujeto hacia cualidades y eventos buenos o malos, nefastos o felices, según emane de la calidad del influjo de signos, planetas y estrellas fijas que se canalice en cada momento hacia cada casa del tema natal.
IV) El tema natal que representa la superposición de las dos Esferas, Celeste y Local, en el momento y lugar de nacimiento de un individuo constituye la Figura Genetlíaca de este nativo. Todos los sucesos de su existencia se hallan prefigurados en ella y las direcciones permiten prever en que fecha se producirán. Empero, no podrá producirse hecho alguno ya anunciado debido al vencimiento de direcciones si las revoluciones solar y lunar de la época no lo confirman y viceversa, nada importante puede ser predicho con justeza del examen de las revoluciones que no pueda ser deducido del tema radical y sus direcciones.
V) En tanto que el tema natal rige y devela el temperamento, cualidades y destino del nativo, las direcciones y revoluciones permiten seguir a lo largo de los meses y los años el transcurrir de la existencia. Los tránsitos regulan en este esquema así definido, los instantes precisos y los detalles de los sucesos.
Hasta aquí la estupenda exposición de HIÉROZ, la que solo peca de excesivamente concisa. Intentaremos desarrollarla ampliamente en lo que sigue. Solo yerra en algunos puntos de los que me he ocupado extensamente en artículos aparecidos en MEDIUM COELI. Así tenemos que:
1)El influjo de los astros como causa directa de los hechos terrenales es inexistente.
Es necesario insistir en que los astros solo son indicadores macrocósmicos del devenir microcósmico de cada individuo y cada uno de los grupos humanos (países, pueblos, movimientos, instituciones,...). Los delirantes que asocian a los astros energías, ondas y vibraciones que incidirían en nuestras vidas están invitados a demostrar como logran detectar y medir tales cosas. Hasta ahora nadie pudo hacerlo...y es preciso ser un enemigo del buen sentido para insistir con tales disparates.
2)Los tránsitos, lunaciones y eclipses solo constituyen a nivel predictivo una "música de fondo", la que de ninguna manera puede reemplazar a direcciones y revoluciones. Ya MORIN mismo señalaba en sus "Remarques Astrologiques" que "las revoluciones y direcciones constituyen las paredes y el techo del edificio de la Astrología". Lo que estaba claro para el gran MORIN hace casi cuatrocientos años no lo está hoy para muchísimos "astrólogos" actuales debido únicamente a la formidable falta de preparación de estos últimos. En efecto, al ignorarlo todo sobre las direcciones eficaces y la rectificación y casi todo sobre las revoluciones han reemplazado estos "modernos" las técnicas de predicción por tristes divagaciones sobre tránsitos, lunaciones y eclipses. Así ha surgido algo a lo que podríamos denominar"la superstición astrológica" pues se reemplaza al conocimiento positivo por una serie de dogmas absurdos que no admiten ser discutidos. A esto se le añade la incorporación de una serie de astros hipotéticos sin la menor relación real con el destino humano y una serie de desventuradas fantasías que no resisten el menor análisis.
Vale también la pena reflexionar aquí un momento sobre otro disparate muy en boga. Me refiero a la frase acuñada de "astros generacionales" para referirse a las largas permanencias en cada signo de Urano, Neptuno y Plutón. De hecho (y aun cuando no cambien de signo) estos astros- al igual que todos los restantes del sistema solar- cambian continuamente sus determinaciones a lo largo de un solo día y esto cada día. Basta esta observación que hacemos para poner de manifiesto la triste ignorancia de quienes se expresan de tal manera. Dos personas nacidas el mismo día y en el mismo lugar pero a diferentes horas tendrán su Urano, Neptuno y Plutón (lo mismo que todos los demás astros de sus respectivos temas natales) determinados a cuestiones de la vida totalmente distintas.